¿Cómo ataca Japón?

Café Fútbol CR
13 min readNov 12, 2022

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Escrito por: Leonardo Pandolfi González

El camino de los seleccionados hacia un Mundial está lleno de historias, contratiempos, dudas y cambios. En esencia, los equipos evolucionan y crecen durante el proceso. Japón, rival de Costa Rica en Catar 2022, no es la excepción. Los dirigidos por Hajime Moriyasu llegan a la cita mundialista con la ilusión que da haber ido transformándose para consolidar soluciones de juego que, a su vez, les han permitido sacarle provecho a sus puntos fuertes. Una de estas fortalezas — quizás la mejor ejecutada — es la forma en que generan oportunidades de gol.

En este artículo, nos adentraremos en el ataque del seleccionado japonés. Iniciaremos tratando de identificar su estilo de juego a través de las estadísticas de la eliminatoria asiática. Luego, profundizaremos en el punto de inflexión que tuvo el equipo durante este proceso y mostraremos algunos de sus movimientos ofensivos destacados. Para concluir, haremos un breve recuento de otras alternativas que utiliza para acercarse al gol, como las acciones de balón parado (ABP).

Ataque frecuente, pero no efectivo

Los nipones iniciaron la eliminatoria jugando una ronda previa ante Tayikistán, Kirguistán, Mongolia y Birmania, ganando todos sus encuentros y clasificando a la siguiente ronda con un escandaloso 44 positivo en diferencia de goles. El repaso estadístico que realizaremos a continuación considerará únicamente los encuentros que disputó Japón en la competitiva fase final, donde compartió grupo con Arabia Saudí, Australia, Omán, China y Vietnam. Para empezar, la Tabla 1 muestra los goles esperados (xG — Expected Goals).

Tabla 1. Goles esperados de Japón comparados con el resto de su grupo clasificatorio.

La principal falencia de los Samurai Blue estuvo en su incapacidad para reflejar el dominio de los partidos en los marcadores, lo cual puede ser comprobado con los datos. A pesar de que Japón acumuló un xG de 17.6, solamente pudo anotar 12 goles, lo cual significa que logró transformar en anotaciones únicamente el 62% de lo que se esperaba de acuerdo a la calidad de los remates que efectuó (conversión de xG). Esto contrasta con los valores que acumularon el resto de los equipos, que fueron desde un 89% (Omán) hasta incluso un 141% (Vietnam). En la Tabla 2, revisaremos los registros ofensivos de Japón para establecer a qué se debe su alto valor de xG.

Tabla 2. Indicadores de ataque de Japón comparados con el resto de su grupo clasificatorio.

Los números dejan en evidencia que los dirigidos por Moriyasu fueron quienes llevaron peligro a las áreas rivales con mayor frecuencia. Incluso comparados con los otros dos equipos dominantes que tuvo el grupo (Arabia Saudí y Australia), los japoneses fueron quienes más lograron transformar sus ataques posicionales en remates (8 por juego frente a 5.8 del siguiente mejor). Además, Japón también destacó por la creación de oportunidades de gol (70 contra 48 del siguiente mejor) y por los disparos (3 más por partido que el siguiente mejor).

Podemos afirmar que, en el caso de Japón, el valor alto de xG está vinculado a una gran cantidad de entradas al campo rival que terminan en remates. Sin embargo, como vemos en la tabla, estos disparos tuvieron un promedio de xG similar al de sus rivales (0.14). Esencialmente, consiguen acumular mucho xG a partir de un caudal ofensivo alto en frecuencia, lo cual significa que atacan mucho más que sus rivales, pero no necesariamente mejor.

Tenemos en Japón, entonces, a un cuadro que genera una gran cantidad de oportunidades de gol finalizadas con remates de valor xG promedio, pero que además le cuesta anotar porque su capacidad de convertir goles está muy por debajo de lo esperado. Veamos ahora su desempeño defensivo a partir de los goles en contra esperados (xGA - Expected Goals Against), lo cual se refleja en la Tabla 3.

Tabla 3. Goles en contra esperados de Japón comparados con el resto de su grupo clasificatorio.

El bajo xGA acumulado por Japón (mejor cifra) demuestra la solidez defensiva que ofreció a partir de las pocas facilidades que permitió a sus rivales para rematar. Esto resalta aún más cuando lo comparamos con los otros seleccionados del grupo: el segundo equipo con mejor registro en xGA fue Arabia Saudí, con un 7.3, mientras que el resto tuvieron valores entre 11.4 y 18.2. Podemos afirmar, entonces, que la zaga japonesa pasó muy pocos apuros en esta etapa clasificatoria.

Ahora veamos las posiciones esperadas del grupo de Japón de acuerdo con estas métricas, así como el impacto del xG en la diferencia de goles. El valor de xGA, combinado con el xG, nos ofrece el panorama global, lo cual se muestra en la tabla siguiente. Se esperaba que Japón tuviese un xG neto (diferencia de goles esperados) de 12.8, pero en realidad tuvo una diferencia de goles de 8 a favor (casi 5 por debajo de lo esperado). Como ya vimos, esto se debió sobre todo a su dificultad para convertir sus disparos en goles.

Tabla 4. Puntos esperados y xG neto de Japón comparados con el resto de su grupo clasificatorio.

Concluiremos este repaso estadístico del grupo con los puntos esperados (xP - Expected Points). Esta métrica es un valor acumulado que refleja cuántos puntos se espera que gane un equipo en cada juego de acuerdo a la calidad de sus remates. La Tabla 4 muestra que Japón debió acumular 20 puntos en lugar de 22, pero también evidencia que esos 20 puntos debieron haberles bastado para ser líderes de grupo, puesto que Arabia Saudí — primer lugar — rindió por encima de lo esperado, acumulando 23 puntos cuando se esperaba que hiciera 16.

Hasta el momento, hemos revisado los acumulados de goles esperados para evaluar el rendimiento de Japón en comparación al resto de selecciones con que compartió grupo. Ahora, descompondremos esos valores por juego para poner en evidencia los cambios positivos que experimentó el cuadro de Moriyasu. La Tabla 5 muestra los valores de goles, goles en contra, xG y xGA para la selección japonesa en cada uno de los partidos de la eliminatoria.

Tabla 5. Cifras de Japón por partido, evidencia de una mejoría en su rendimiento.

En la tabla anterior, podemos observar datos que reflejan el impacto positivo de las modificaciones tácticas que los nipones emplearon a partir de la fecha 4. Japón pasó de promediar 0.75 goles esperados por partido a 1.5, mientras que también incrementó sus prestaciones defensivas: pasó de promediar 0.75 goles recibidos por juego a solamente 0.17. Esto se puede notar también en la comparación de xG (subió de 1.03 a 2.24) y xGA (disminuyó de 0.85 a 0.24). La mejoría de los nipones es evidente, pero ahora veamos cuáles fueron esos cambios que la hicieron posible.

Una corrección sobre la marcha

Empecemos con lo sucedido en los primeros 3 juegos de la fase final de la eliminatoria, donde el técnico Hajime Moriyasu apostó por un 4–2–3–1, con Wataru Endo y Gaku Shibasaki por detrás de un mediapunta. Para ejemplificar las dificultades que sufrían los nipones en ataque durante este inicio de eliminatoria, veamos la Captura 1, que muestra a Japón en territorio chino en la fecha 2.

Captura 1. El 4–2–3–1 de Japón ante China (fecha 2).

Con el fin de ilustrar los movimientos, la Captura 1 muestra la línea defensiva en amarillo, los volantes centrales en rosado, los ofensivos en azul y el punta en verde. China presentó un bloque bajo muy compacto en 5–3–2 que Japón trató de vulnerar estrechando los 3 atacantes muy cerca del área. La amplitud estuvo dada por los laterales y la capacidad creativa recayó sobre todo en el mediapunta y en los esfuerzos de Shibasaki, pues Endo no cuenta con las características para ejercer un rol creativo.

En los primeros dos encuentros, ante Omán (Captura 2) y China, los japoneses estuvieron enfrentando esta situación durante tramos muy largos sin poder encontrar la ruta a la portería rival. El mediapunta Daichi Kamada, además, se vio bastante aislado, pues los rivales consiguieron cortar las líneas de pase hacia él, dejándole así la responsabilidad de creación a los volantes centrales. Por lo tanto, el circuito que pretendía crear Moriyasu en zona media no funcionó en la práctica.

Captura 2. El 4–2–3–1 de Japón ante Omán (fecha 1).

Siendo Shibasaki un jugador más técnico y con mayor capacidad ofensiva que Endo, fue él quien tomó el rol de conectar la zona media con los atacantes. Gaku ya era el encargado de ofrecer apoyos en salida, por lo que esta función doble le exigió un desgaste físico importante; debía, además, ser capaz de escapar de la presión de los rivales en el medio y estar atento a las pérdidas para tomar su posición al lado de Wataru en los contraataques contrarios.

En la visita a Arabia Saudí válida por la fecha 3 (Captura 3), los problemas se acrecentaron de forma dramática. Los saudíes lograron anular el ataque japonés y además expusieron la susceptibilidad de Shibasaki ante la presión, lo cual incluso provocó que el volante hiciera un desacertado pase hacia atrás que los locales aprovecharon para concretar el gol con el que triunfaron 1–0.

Captura 3. El 4–2–3–1 de Japón ante Arabia Saudí (fecha 3).

Luego de que el mal funcionamiento del equipo fuera capitalizado por los rivales con 2 derrotas en 3 juegos, Moriyasu decidió tomar acciones drásticas. Una de ellas fue cambiar el sistema inicial de un 4–2–3–1 a un 4–1–4–1. Los sacrificados fueron Kamada y Shibasaki, quienes salieron del once titular para darle lugar a los nuevos interiores: Hidemasa Morita y Ao Tanaka.

En el nuevo sistema, Morita ejerció la función de lanzador y colaborador en la construcción de juego desde atrás, mientras que Tanaka — con su ida y vuelta constante — aportó intensidad y llegadas con frecuencia al área contraria. Ambos, además, le inyectaron una cuota importante de energía al equipo y le ofrecieron nuevas soluciones para superar la presión de los rivales.

Secuencia 1. El 4–1–4–1 de Japón ante Australia (fecha 4), con Ao Tanaka coordinando la presión.

La Secuencia 1 se dio en los primeros minutos del juego ante Australia en la fecha 4, donde se estrenó el nuevo sistema. Ya desde ese momento se podían ver claros cambios: Tanaka dándole instrucciones a sus compañeros y organizándolos para establecer un rasgo característico de la presión alta japonesa: uno de los extremos se alinea con el punta para presionar la salida rival. Tal como se aprecia en la segunda imagen de la secuencia, los nuevos interiores se posicionan claramente por delante del mediocentro Endo, plasmando así por primera vez el nuevo sistema 4–1–4–1 en cancha.

Plasticidad ofensiva

Este esquema también introdujo nuevas variantes de ataque que, como vimos anteriormente en las estadísticas de la Tabla 5, aumentaron la generación de oportunidades de gol. Uno de los movimientos que realizaron con regularidad fue el 4–2–3–1 atacando, lo cual se parece a la figura que tenían en el inicio de la eliminatoria, pero con algunos matices importantes. Veamos la siguiente imagen de Japón frente a China, donde se destacan las posiciones de Takumi Minamino y Ao Tanaka.

Captura 4. Movimiento ofensivo del interior por fuera y extremo por dentro.

Tanaka se posiciona como un extremo izquierdo, mientras que Minamino juega como un mediapunta con plena libertad. La Captura 4 incluso nos permite ver que Takumi está más cerca del extremo derecho que del propio Ao. Este posicionamiento aprovecha las características creativas de Minamino y el despliegue de energía de Tanaka, que explota el espacio y sabe llegar al área. El interior va por fuera y el extremo por dentro.

Otro patrón que Japón presentó con frecuencia tuvo como objetivo crearle un contexto favorable a su extremo derecho Junya Ito. La Captura 5 presenta un instante del partido en donde Japón recibió a Arabia Saudí; en ella, se destacan las tres líneas del equipo en distintos colores para evidenciar los cambios en las posiciones (defensa en amarillo, zona media en morado y atacantes en blanco).

Captura 5. Movimiento ofensivo del interior distrayendo para liberar al extremo derecho.

Minamino, extremo izquierdo, se mueve hacia el centro y deja el carril izquierdo libre para el lateral Yuto Nagatomo. Por otra parte, el interior por derecha Morita se coloca entre el delantero y el extremo derecho. La amplitud por derecha es entonces responsabilidad de Ito, quien además puede explotar el espacio por su banda pues el interior mantiene ocupado al lateral izquierdo saudí.

A partir de este movimiento táctico, Junya Ito se convirtió en el jugador determinante de Japón. Además del aporte desequilibrante por banda, anotó 4 goles en los siguientes 4 juegos. Las anotaciones de Ito fueron similares y reflejaron otra característica de Japón: elaborar una jugada por una banda para que la defina el extremo del flanco opuesto. El siguiente grupo de imágenes destaca la posición del goleador Ito en el momento en que sale la asistencia para cada una de sus anotaciones.

Recopilación 1. Goles de Junya Ito en la eliminatoria.

Como queda claro a partir de estos goles, hay un patrón donde el jugador que ocupa el rol de extremo debe estar atento y atacar el área para concretar las jugadas que se desarrollan por el lado opuesto. En los goles de Ito, el extremo izquierdo realiza 2 asistencias y el lateral izquierdo las otras 2 (una Nagatomo y otra Yuta Nakayama). Son concreciones que se originan en una banda y finalizan en la otra.

Japón convirtió aún más anotaciones con esa fórmula en la segunda parte de la fase final asiática: Ito asistió a Minamino ante Arabia, Minamino asistió a Tanaka — que transitoriamente ocupó el rol de extremo derecho — ante Australia y luego el lateral derecho Miki Yamane — tras pase de Morita — asistió al extremo izquierdo Kaoru Mitoma frente a Australia. Esto destaca también la importancia de Morita y Tanaka en el renacer nipón.

Los movimientos ofensivos que efectuó la selección japonesa también funcionaron para contrarrestar uno de los problemas más significativos del equipo: la ausencia de un delantero centro que ofreciera garantías en definición y presencia en el área. A pesar de estar presente en 8 partidos, Yuya Osako convirtió solamente 2 goles en esta fase (uno de penal); se mostró participativo y voluntarioso en el juego asociativo, pero no aportó las anotaciones que el equipo necesitaba.

Debido a la falta de gol de sus delanteros, Moriyasu se vio forzado a resolver esa carencia a través del juego en equipo y no con un sustituto directo de Osako. Yuya saldría lesionado en la fecha 8 y no volvería a ser más convocado. Japón dividió su cuota goleadora en varias figuras, pero no hay duda de que su propuesta ofensiva sería mucho más efectiva con un definidor de área (este déficit se refleja en la baja conversión de xG de la Tabla 1).

Alternativas de ataque

Además de los movimientos descritos, Japón empleó un recurso para saltar las líneas de presión contrarias que también le funcionó como alternativa de ataque: el juego directo. En este sentido, vale la pena revisar los datos de duelos aéreos para evaluar el desempeño japonés y asociarlo con eventuales acciones ofensivas originadas a partir de esos balones largos.

Tabla 6. Duelos aéreos de Japón comparados con el resto de su grupo clasificatorio.

La Tabla 6 muestra a Japón como el equipo que disputó mayor cantidad de duelos aéreos. Este dato destaca aún más cuando se le compara con Australia y Arabía Saudí, los cuales acumularon 11 menos que los nipones por partido. Lo de Japón está incluso al nivel de China (selección que prioriza los ataques directos), igualándola también en la cifra de duelos aéreos ganados. Los japoneses fueron los que se enfrascaron en más duelos aéreos y también los que más ganaron.

Debido a que, como vimos, Japón disputó muchos duelos aéreos con éxito, revisaremos ahora su accionar en las acciones de balón parado. La Tabla 7 muestra la efectividad de los 6 equipos del grupo en tiros libres (incluyendo saques de esquina), tanto en jugadas a favor como en contra.

Tabla 7. Acciones de balón parado de Japón comparados con el resto de su grupo clasificatorio.

En este apartado, destaca la baja capacidad de Japón para transformar sus acciones ofensivas de balón parado en remates. China — líder en efectividad — logró generar disparos en el 37% de este tipo de jugadas, mientras que Japón lo hizo únicamente en el 19%; es decir, los chinos generaron el doble de peligro que los nipones. Incluso comparado con Omán, la siguiente selección que menos efectividad tiene en ABP, la baja es considerable (19% frente a 27%).

Al contrario de las ABP a favor, la efectividad de las jugadas en contra de Japón sí estuvo en un nivel similar al del resto de equipos. En este rubro, las cifras que llaman la atención son las de Australia, pues permitió sólo 4 ABP en contra por juego y además fue el cuadro al que menos les transformaron esas situaciones en remates (0.8 por partido). Comparados con este registro, los de Moriyasu permitieron casi el doble de remates por juego en ABP: 1.4.

Taniguchi disputa un duelo aéreo en el amistoso ante Ecuador. Japón tuvo una baja efectividad en ABP, pero fue el equipo que más duelos aéreos ganó en la fase final de la eliminatoria. Foto: AP Photo.

Luego de este breve repaso de táctica fija, podemos afirmar que Japón no es un equipo que le saque especial provecho a las acciones de balón parado. En cambio, tiene serias dificultades para provocar peligro por esa vía. Asimismo, podemos concluir que no tiene un rendimiento especialmente bueno defendiendo estas situaciones. A grandes rasgos, es un equipo que no le dedica tanta atención al trabajo en ABP como sí lo hace con otros aspectos del juego que mencionamos previamente.

A través de los cambios implementados por Moriyasu en la fase final de la eliminatoria, Japón logró potenciar su ataque e incrementar sus indicadores ofensivos de forma radical. Tal como indican los números, los japoneses tienen una gran capacidad para crear situaciones ofensivas, pero también carecen de efectividad en sus disparos. De cara al Mundial, el mayor desafío del representativo del País del Sol Naciente está allí, en transformar sus oportunidades en goles.

El sorteo de Catar 2022 ubicó a Japón en un grupo donde probablemente deba variar su estilo para enfrentar a rivales dominantes y con mejor calidad individual (Alemania y España). Sin embargo, frente a Costa Rica, es probable que los nipones opten por mostrar un juego similar al de la eliminatoria, donde intentaron siempre imponerse con patrones de ataque dinámicos ante adversarios que les entregaron la iniciativa. Para los japoneses, la cita ante los ticos no es sólo un juego más, sino también el momento de hacer valer lo aprendido en el camino.

Escrito por: Leonardo Pandolfi González

Lea aquí nuestro otro artículo sobre los Samurai Blue: “Japón y la presión”

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