Japón y la presión

Café Fútbol CR
12 min readNov 12, 2022

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Escrito por: Leonardo Pandolfi González

El primero de abril del presente año se realizó el sorteo para definir los grupos del Mundial Catar 2022. Costa Rica, aún con un repechaje por disputar, conoció en ese momento cuáles serían sus eventuales rivales: España, Alemania y Japón. Los dos primeros — seleccionados ampliamente conocidos y mediáticos — han tenido lógicamente los reflectores sobre sí. Esa es la consecuencia de coincidir con dos campeones del mundo: se habla mucho de ellos y poco de la otra selección que completa el grupo. Hoy nos enfocaremos en Japón.

En este artículo, repasaremos brevemente el material que tiene la selección japonesa en cada zona del campo y, luego, con el panorama de los jugadores convocados, pondremos la lupa en uno de los aspectos de juego más característicos de este combinado: la presión. ¿Quiénes integran el plantel de Japón? ¿Cómo defienden a partir de la presión? En los siguientes párrafos trataremos de explicarlo.

Conociendo la nómina

Antes de profundizar en cualquier aspecto del juego japonés, conviene hacer un repaso por los nombres que han sido citados para representar al País del Sol Naciente en Catar 2022. La convocatoria completa se muestra a continuación, incluyendo la lista de futbolistas junto a sus edades y clubes, así como también la profundidad por posiciones en cancha.

Convocados de Japón para el Mundial Catar 2022.

Primero, debemos referirnos al hombre que seleccionó este grupo de jugadores: el director técnico Hajime Moriyasu. Moriyasu tomó las riendas de la selección nipona en julio del 2018 y debutó con un triunfo 3–0 sobre Costa Rica. Desde entonces, ha cosechado 35 victorias, 6 empates y 8 derrotas, lo cual equivale a un rendimiento del 75.51%. Aunque tiene la reputación de ser un entrenador conservador desde su propuesta, en Japón ha construido un equipo que destaca por su presión y alternativas de ataque.

Repasemos ahora los jugadores que conforman el plantel de acuerdo con sus actuaciones desde que inició la fase final de la eliminatoria. El portero estelar fue Shuichi Gonda, quien acaparó la gran mayoría de los minutos y cerró las posibilidades del resto. En amistosos recientes, donde Gonda estuvo lesionado, Daniel Schmidt recibió oportunidades y las aprovechó, por lo que da la sensación de que cuenta con buenas posibilidades de ser el arquero titular.

La defensa, por su parte, se mantuvo estable en su rendimiento más allá de los cambios que sufrió a lo largo de la etapa eliminatoria. El lateral izquierdo estuvo cubierto por el experimentado Yuto Nagatomo. Debido a las dificultades de Yuto para mantener el mismo nivel de energía a lo largo de cada juego, el también lateral Yuta Nakayama le sustituyó de forma habitual en los segundos tiempos. Por lo mismo, quizás Yuto no sea la solución definitiva ante la baja por lesión de Nakayama, pero lo que sí es altamente probable es que deba jugar más minutos de los esperados.

En la banda derecha, Moriyasu contó con dos opciones que no lograron consolidarse plenamente: Hiroki Sakai y Miki Yamane. Sakai ofreció solidez defensiva y buen juego aéreo, mientras que Yamane — nombrado mejor lateral derecho de la recién concluida liga japonesa — mostró mayor velocidad e incursiones constantes al ataque. Este puesto es uno de los que aún siguen en disputa de cara a la Copa del Mundo.

En la defensa central, los titulares fueron Maya Yoshida y Takehiro Tomiyasu. Además de su aporte defensivo, el capitán Yoshida inició frecuentemente los ataques directos al enviar trazos largos para sus delanteros. Su usual compañero, Tomiyasu, sólo estuvo disponible en la mitad de los partidos, por lo que en esta demarcación también aparecieron Ko Itakura y Shogo Taniguchi. Itakura, en particular, mostró gran solvencia y condiciones técnicas para asociarse con sus volantes y colaborar en la salida del equipo.

Yoshida envía un pase largo a Asano que genera el gol del triunfo japonés en el 2–1 frente a Australia.

En el inicio de la fase final hacia Catar, Moriyasu formó su equipo en un 4–2–3–1, donde la clave del funcionamiento estaba en el doble pivote que conformaban Gaku Shibasaki y Wataru Endo. Era vital la conexión que estos dos volantes centrales pudieran establecer con los extremos y el mediapunta Daichi Kamada. Gaku debía ser el orquestador y colaborar en salida, mientras que Endo debía realizar tareas defensivas que le dieran equilibrio al equipo.

Tras acumular solamente 3 puntos en las primeras 3 jornadas, el técnico japonés decidió realizar una modificación táctica: prescindió del mediapunta en su esquema y colocó 2 interiores por delante del mediocentro Endo. Es decir, cambió su sistema 4–2–3–1 por un 4–1–4–1. Shibasaki y Kamada salieron del cuadro titular para darle espacio a los dinámicos Ao Tanaka y Hidemasa Morita. Estos dos, junto al mencionado Wataru Endo, fueron los volantes titulares durante el resto de la eliminatoria.

Cambios en las formaciones de Japón ante Omán (fecha 1) y Vietnam (fecha 5).

Aunque el 4–1–4–1 le dio muy buenos frutos a Japón y lo llevó a lograr el boleto directo al Mundial, Moriyasu ha estado probando últimamente un regreso al 4–2–3–1 en los amistosos. La tentación de volver a ese esquema está determinada, en gran medida, por el nivel sobresaliente que está teniendo Daichi Kamada con su club, Eintracht Frankfurt. Con Moriyasu, Kamada sólo ha actuado como mediapunta, justo detrás del delantero centro. Es probable que así termine haciéndolo también en la cita mundialista.

En el departamento de atacantes, los extremos fueron prácticamente fijos durante la eliminatoria. Takumi Minamino fue quien más jugó por el sector izquierdo, mientras que Junya Ito desplegó todo su talento por la banda derecha. Ito, además, fue la figura determinante de la fase final, aportándole 4 anotaciones y 2 asistencias a un equipo que tuvo serias dificultades para llegar al gol.

En los amistosos posteriores a la clasificación, participaron también como extremos Ritsu Doan y Kaoru Mitoma. Doan se consolidó como relevo de Ito, mientras que Mitoma — quien anotó los dos goles que le dieron el pase a Japón ante Australia — llega al Mundial en mucho mejor estado de forma que quien le compite el puesto: Minamino. Otras opciones de extremos que viajan a Catar son Takuma Asano, Takefusa Kubo y Yuki Soma.

El extremo Junya Ito fue la gran figura de Japón en la eliminatoria. Foto: AFLO.

En punta, el titular durante la eliminatoria fue Yuya Osako, quien finalmente quedó al margen de la convocatoria para el Mundial. Aunque Kyogo Furuhashi, Daezen Maeda, Ayase Ueda, Shuto Machino y hasta Asano — habitual extremo — recibieron oportunidades en esta demarcación, ninguno logró ofrecer un rendimiento convincente como para hacerse dueño del puesto. Por lo tanto, la posición de delantero centro es una de las grandes interrogantes del once titular.

Contraste en presión

Ahora que conocemos los nombres que integran la selección nipona, nos concentraremos en las labores que realizan estos jugadores sobre el campo. Una de las principales características de Japón es la presión constante sobre el rival, sobre todo a partir de los conceptos de presión tras pérdida y presión alta. De esta manera, logran vulnerar a sus adversarios, a la vez que minimizan el trabajo de su zaga recuperando en campo contrario. Veamos cómo funciona.

Japón utiliza una primera línea de presión donde incluye a dos atacantes para que se encarguen de la salida, mientras que detrás de ellos posiciona dos líneas de 3 y por último esperan los 2 defensores. Generalmente, Junya Ito es quien acompaña al delantero para ir sobre los centrales contrarios; esos dos puntas en presión intentan impedir el juego rival hacia las bandas y más bien orientarlo hacia el centro del campo. Podemos ver esa estructura de presión en la Captura 1, ante Arabia Saudí.

Captura 1. Posicionamiento japonés para presionar la salida saudí (fecha 8).

Es un 2–3–3–2 que, dependiendo del posicionamiento del mediocentro y los marcadores de punta, puede fácilmente variar a un 4–4–2. En relación con eso, la posición de los laterales japoneses está determinada por la ubicación de los volantes rivales. La Captura 2 muestra el parado de Japón en el amistoso ante Brasil. Mientras que en la Captura 1 los extremos saudíes estaban ubicados por detrás de la línea de la mitad de la cancha, los brasileños se ubicaron más bien muy adelantados en salida, haciendo que los laterales Nakayama y Nagatomo retrocedieran su posición para vigilarlos.

Captura 2. Posicionamiento japonés para presionar la salida brasileña.

Esta estructura de presión alta convirtió a Japón en un equipo que dirigió el juego rival hacia zonas específicas y logró recuperar lejos de su portería. Además, en muchos casos, esta estrategia obligó al adversario a utilizar el juego directo como recurso para no perder el balón en campo propio. El éxito de esta presión lo podemos corroborar a través de las estadísticas que se muestran en la Tabla 1, donde se compara a Japón con los demás equipos que fueron parte de su grupo clasificatorio.

Tabla 1. Indicadores de presión para los equipos que participaron en el grupo de Japón en la fase final de la eliminatoria.

Arabia Saudí y Japón fueron los seleccionados que registraron los mejores indicadores de presión. Los japoneses permitieron 5.4 pases a sus rivales antes de realizar una acción defensiva (PPDA - Passes Per Defending Action), lo cual los ubicó sólo por debajo de los 4.9 de Arabia Saudí, al igual que en el rubro de presiones altas exitosas: 4.9 frente a 4.3. Sin embargo, en comparación con los saudíes, Japón logró recuperar más veces en campo contrario, transformó sus recuperaciones en contraataques con mayor frecuencia y finalizó un mayor número de esas jugadas con remates.

Uno de los datos que más llaman la atención de la Tabla 1 es el de recuperaciones en campo contrario. Japón acumuló 15 por partido, lo cual supera por 3 al segundo mejor registro (12 de Arabia Saudí). Aparte de la presión alta, otra de las causas que producen ese alto valor es la presión tras pérdida. En la Captura 3 vemos una presión tras pérdida de Japón en el juego frente a Vietnam, último de la fase final.

Captura 3. Presión tras pérdida de Japón sobre Vietnam (fecha 10).

Luego de perder la posesión, tres jugadores japoneses corren inmediatamente a presionar: el mediapunta Kubo, el lateral izquierdo Nakayama y el interior Shibasaki. Al mismo tiempo, los centrales Taniguchi y Yoshida se muestran pendientes de los delanteros vietnamitas. En esta jugada, Japón logra recuperar a través de una anticipación del mencionado Yoshida, quien a su vez sigue su desplazamiento hacia el área rival y termina anotando el empate 1–1 definitivo.

En el tema de las recuperaciones niponas también es vital el compromiso de todos los jugadores en los repliegues. Japón cumple una de las reglas fundamentales para defender los contraataques: retardar lo máximo posible el avance rival para darle tiempo a todos sus jugadores de retomar su posición en el bloque organizado. A continuación, vemos un ejemplo de esto en el amistoso ante Paraguay.

Secuencia 1. Repliegue japonés tras pérdida ante Paraguay.

La primera imagen de la Secuencia 1 captura el momento en que un jugador paraguayo intercepta uno de los pases de Japón en ataque. En ese instante, hay 5 jugadores por delante de la línea que marca el balón. La segunda imagen muestra la misma jugada 12 segundos después, con absolutamente todo el equipo por detrás de la línea del balón y organizado en un 4–5–1.

Estos repliegues no solamente se dan en caso de que haya una pérdida, sino cuando se asumen riesgos para presionar la salida rival. Japón lo hizo ante Brasil, un equipo de élite que utiliza su talento individual para salir del acoso contrario. La Secuencia 2 muestra lo expuestos que pueden quedar los japoneses cuando van a buscar una recuperación en campo propio y el rival supera su presión.

Secuencia 2. Repliegue japonés luego de que Brasil consiguiera superar su presión alta.

En la primera imagen, Japón presiona la salida rival con 5 jugadores. De ellos, 3 están obstruyendo líneas de pase y uno está pendiente para salir a la marca en caso de que el poseedor del balón intente una jugada individual. En lugar de ello, el brasileño se apoya con un compañero que identifica el espacio en donde se ubica otro jugador y le entrega el balón (imagen 2). Es así como Brasil logra superar la presión, convirtiendo la salida presionada en un ataque de 5 contra 5 (imagen 3).

A pesar de que originalmente las líneas del cuadro nipón quedaron muy distantes (5 estaban presionando alto y 5 quedaban para defender), los jugadores replegaron rápidamente. En el momento en que Brasil remata, ya hay 8 japoneses por detrás de la línea del balón, como se puede ver en la cuarta imagen de la secuencia. Esta jugada terminó en un saque de banda luego de que el disparo rebotara en un futbolista japonés, cortando así el ataque brasileño y logrando el objetivo del repliegue.

Ya vimos a Japón presionando, ahora veremos cómo se comportó bajo presión. Primero, revisemos cómo se posicionaron habitualmente los japoneses en salida. La Secuencia 3 corresponde a la visita a Australia válida por la fecha 9, donde ya estaba consolidado el sistema 4–1–4–1. El ejemplo en este juego es útil, pues Australia y Arabia Saudí fueron los dos cuadros de la eliminatoria que apostaron por presionar la salida japonesa con constancia e intensidad.

Secuencia 3. Posicionamiento de Japón en salida ante Australia (fecha 9).

En la primera imagen, Hidemasa Morita se posiciona entre los centrales para asociarse con ellos y tratar de buscar opciones de pase. Mientras tanto, Ao Tanaka se mueve intentando arrastrar algunas marcas para hacerle espacio a una eventual entrega de Morita. En la segunda imagen, que sucede unos segundos más tarde, Morita y Tanaka han intercambiado sus roles. Otro detalle a destacar es que en ambos instantes se muestra a Endo aislado y sin intervención en la construcción del juego. Este patrón, con interiores móviles y centrales incidiendo en salida, es una constante en los juegos de Japón.

En la etapa clasificatoria, los rivales de la selección japonesa optaron generalmente por acomodarse en un bloque bajo y renunciar a ejercer presión alta, tratando de mantener su valla invicta y buscando anotar mediante contraataques. Debido a ello, Japón no enfrentó mayores dificultades en salida (exceptuando el fatídico juego en Arabia Saudí de la fecha 3). En amistosos, sin embargo, la historia ha sido distinta.

Japón no es una selección que se caracterice por recurrir a los balones largos cuando es presionada. Más bien, intenta siempre asociarse en corto y con velocidad para superar las dificultades que le presenta el rival en su salida. Cuando utiliza ataques directos es, sobre todo, con una intención de vulnerar al rival más que de desahogar urgentemente para no perder el balón. Esta característica los ha llevado a que sus cifras de balones perdidos en campo propio se hayan incrementado ante rivales con planes de presión bien ejecutados.

En ese aspecto, los de Moriyasu enfrentaron complicaciones para superar la presión ante equipos como Paraguay, Brasil, Estados Unidos y Ecuador. Mientras que en la eliminatoria promediaron 10 balones perdidos por partido en campo propio, en estos cuatro juegos su promedio fue de 15.5 (incluso llegando a 22 ante Brasil). Este notable aumento deja en evidencia las dificultades que han sufrido ante seleccionados de otras confederaciones. En definitiva, Japón es un equipo que presiona muy bien, pero que al mismo tiempo es muy susceptible a la presión.

Los Samurai Blue llegan al Mundial con arqueros cumplidores y una defensa sólida, pero poco probada. Sus figuras aparecen a partir del mediocampo, donde cuentan con volantes centrales de gran talento y jugadores capaces de hacer mucho daño a partir de su gran estado de forma: los talentosos Mitoma, Kamada e Ito. En este sentido, la principal duda pasa por la elección del delantero, lo cual probablemente se aclare hasta el último momento.

Kaoru Mitoma (Brighton & Hove Albion), Daichi Kamada (Eintracht Frankfurt) y Junya Ito (Stade de Reims) atraviesan un gran momento en sus clubes. Fotos: Getty Images.

Más allá de sus nombres propios, los japoneses han mostrado un estilo de juego fuertemente fundamentado en el plan de presión que desarrollaron a lo largo del proceso eliminatorio. En esa línea, la principal fortaleza de este grupo de futbolistas es su trabajo como equipo. Por ejemplo, lograron reducir las amenazas a su zaga a partir de la aplicación defensiva de sus atacantes, así como también resolvieron la ausencia de un ariete consolidado al repartir la responsabilidad goleadora entre distintos jugadores. Como hemos visto, las soluciones del cuadro nipón se diseñan siempre valorando el conjunto por sobre las figuras.

Japón debutará en Catar el próximo 23 de noviembre ante Alemania. Para entonces, quedarán resueltas las dudas que ahora existen sobre el once que alineará Moriyasu en el debut, así como del éxito de su presión ante rivales que seguramente estarán preparados para neutralizarla. Sin embargo, por encima de cualquier interrogante, el representativo del País del Sol Naciente llegará al Mundial con argumentos y calidad para competir.

Escrito por: Leonardo Pandolfi González

Lea aquí nuestro otro artículo sobre los Samurai Blue: “¿Cómo ataca Japón?”

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